Robert Sternberg (Univ. Yale) sostiene que hay cinco disposiciones que hacen que algunas personas consideradas socialmente como inteligentes cometan tonterías.
1) Optimismo no realista: al creerse muy inteligentes, suponen que pueden hacer lo que quieran sin preocuparse. 2) Egocentrismo: sólo se ocupan de sí mismos, como si sus propios intereses fuesen los únicos importantes, desatendiendo o incluso ignorando sus responsabilidades con otros. A veces comienzan con buenas intenciones, pero luego se corrompen con el poder.
3)Falso sentido de omnisciencia: creen saberlo todo, en lugar de ser conscientes de las limitaciones de su conocimiento.
4)Falso sentido de omnipotencia: como tienen poder en un área determinada, creen que dicho poder es absoluto y que tendrán poder en todos los ámbitos.
5) Falso sentido de invulnerabilidad: asumen que, aunque se comporten en forma irresponsable, serán protegidos por su entorno.
La inteligencia es habitualmente identificada con capacidades cognitivas como aprender o relacionar, vinculadas a dominios socialmente valorados. Sin embargo, alguien puede aprender y saber relacionar, sin poner en práctica lo que sabe. Así es como la inteligencia puede ser definida, con mayor precisión, como “la capacidad de dirigir la conducta, utilizando lo aprendido en relación a habilidades socialmente valoradas”.
Roxana Kreimer
